Hay que seguir a pie, pero los guías
que nos acompañan son muy amables y nos ayudan hasta con la mochila. Por
aproximadamente media hora caminamos subiendo nuevamente por deslaves por
doquier. Allá no muy lejos se deja ver una montaña boscosa de Ixcan y el
nacimiento del río que cruza en medio de Mixlaj. Al fin llegamos a Mixlaj
Chiquito.
No hay electricidad, aunque algunas casas
tienen panel solar. La principal o quizá la exclusiva actividad
productiva es la agricultura. Gente muy humilde y con grandes necesidades. Pero
algo tienen que los hace fuertes, son unidos. Dentro de todos construyen la
casa de alguien. El agua es escasa, por estar en una montaña el agua no sube.
Hay un pequeño nacimiento que cuidan para abastecerse todos.
La escuela está en alto y un enorme campo
de fútbol natural esta cerca. Los niños corren con libertad y un gigantesco
aguacatal observa el partido, eso sí, quien eche el gol va a traer la
pelota al fondo de la colina, justo a orillas del río. Desde arriba se ve
Soloma en la montaña de enfrente y como lunares un par de casas en esta,
¡increíble!
Mi compañero entrevistó a una joven pero casi no respondía las
preguntas por la timidez que dos extraños provocan, en esta pequeña aldea en
donde todos se conocen bien. Yo entrevisté a un padre de familia que hace
bromas con el número de hijos que tiene....como a él, ya se me olvido cuantos
eran. A pesar de los pesares se ven felices. Claro hay que tomar fotografías,
¿cuándo volveremos a estar aquí? Probablemente nunca. Los guías posan con
nosotros y la naturaleza crea un marco único.
Muy amables los guías nos proporcionaron
almuerzo y luego a bajar. Una pregunta que se responde sola me hago a mí mismo,
¿por qué tanto deslave? A lo lejos se escucha una moto sierra, durante el
camino bestias cargadas con madera se ven. Es cierto, hay áreas reforestadas
pero no es suficiente para contrarrestar la acción del hombre sobre la fértil
tierra. Hay un gran deslave que según nuestros guías es reciente, es enorme
pero dicen que nadie estaba cerca cuando ocurrió. Esto es normal por acá. Las
conversaciones no cesan en todo el camino, los problemas son evidentes pero el
optimismo no muere.
Al bajar nos están esperando y apenas dio
tiempo de despedirse pues si empezaba a llover sería imposible salir. Con el
peligro literalmente sobre nuestras cabezas el buen piloto superó los difíciles
obstáculos del camino.
Gracias a Dios salimos del lugar. Durante
el invierno es casi imposible que baje vehículo, hasta en verano los pobladores
arreglan el camino para comunicarse con otras poblaciones.
Regresamos a San José y amablemente nos
brindaron una casa para dormir todos, hay mucho frio. Aquí conocimos a un humilde visionario,
alguien que piensa diferente, con pensamientos idealistas pero que con gran corazón buscan
concretarse. Y los pasos han sido correctos, esperemos que el esfuerzo en la
dirección correcta continúe dando frutos.
Por la mañana la sesión de fotos porque el amanecer fue especial.