Uno de mayo de 2014, el año pasado estuve tres veces caminando por este volcán y desde la primera visita me enamoré. Lamentablemente en los viajes del año pasado no alcance en ninguno la cumbre del tercer volcan más alto de Guatemala. Hoy es el día, la meta es conquistar, aunque sea de asalto, la cumbre de este hermoso volcán.
El clima parece no estar a nuestro favor, amenaza la lluvia. No estoy equivocado, estando ya a buena altura empezó la lluvia y desde que nos acarició a las 11:30 de la mañana no nos abandonó hasta que hubimos descendido por la tarde.
No importó la lluvia, sacamos capas, bolsas de nylon o simplemente caminamos bajo la lluvia pero la meta de cumbre no perdió significado.
No fue fácil, antes de llegar al Yepocapa (una de las cumbres) mi cuerpo ya no quería responder, la altura afecta bastante y es necesario un estado físico en buenas condiciones. Pero el cansancio desapareció cuando alguien nos dijo "felcidades, esta es la cumbre del Yepocapa". Con esa satisfacción almorzamos y una ventana se abrió en el cielo el tiempo suficiente para tomar algunas fotografias de los aventureros y de la cumbre mayor.
Cuando iniciamos camino nuevamente nos encontramos con que habia que bajar un poco, esto no me gusto porque despues esto que bajamos lo teníamos que subir de regreso. Bajamos hasta la orqueta de las cumbres y empezo una subida muy empinada, caminé bastante y volteo a ver atrás y no habia avanzado mucho. La altura juega conmigo. Parecía zombie andando hacia la cumbre, en estado automático para conquistar la meta. Por fin llegamos y los abrazos abundan. ¡Feliz cumbre, que gran satisfacción!. No importo el cansancio, lo dificil que fue o que no se pudiera ver la hermosa vista que el volcan ofrece. El cielo esta cerrado pero no importa, lo que me importa es que se alcanzo la cumbre.
Solo dio tiempo de unas fotos y rapidamente bajamos. Truenos fuertes se escuchan a lo lejos. Bjamos de la cumbre principal y subimos a Yepocapa. Nuestra guia nos llevó por un nuevo camino. Nos perdimos. Pero fue por poco tiempo. Cruzamos la maleza en el ralo bosque. Algunos disgustados por el inconveniente pero yo emocionado porque sabia que no estabamos perdidos lo suficiente y contento buscando el camino. Por fin encontramos el camino y bajamos, bajamos y bajamos. El camino se hace igual de largo para abajo que para arriva. Por la tarde, antes de que la noche llegara estabamos en La Soledad cansados pero felices de haber logrado una cumbre más, una cumbre emblemática para los montañistas.