Situaciones controlables y otras que escapan de nuestras manos hicieron que el plan de aprovechar cada segundo del día se pusiera en duda, sin embargo la determinación pudo más que la adversidad y la motivación seguía viento en popa.
La jungla de concreto había quedado atrás, la libertad de un bosque encantador estaba delante de nosotros, y como encanto nos envolvió y atrajo hacia el. Nos vimos rodeados de colores, olores y texturas que lo hacen a uno salir del cuadrado mental y las sensaciones dan la orden de experimentar la verdadera vida.
Frío, calor, altura, olor a tierra mojada, árboles inmensos, vida vegetal sin igual, fuimos rodeados, fuimos atrapados y las cadenas consumidas, la libertad de experimentar salio.
Con cada paso el cansancio se hacia presente, pero esto en vez de detenernos nos motivada aún más a continuar y preguntarnos ¿que encontraremos en la siguiente vuelta? ¿Hacia que belleza inexplicable nos llevara el camino? No quedamos decepcionado, la naturaleza era más de lo que esperábamos. Un bosque encantador, climas espectaculares pero era sólo el comienzo, pronto se sumo algo imponente a está experiencia, un volcán en constante actividad. El volcán de Fuego a través de sus sonoras explosiones nos decía "aquí estoy, yo soy fuego" Realmente fue hermoso contemplar tan cerca esa fuerza devastadora, humo espeso salía por su cráter.
La meta fue cumplida y saludar al Acatenango y Fuego estaba siendo una verdadera aventura.
Llegar hasta allá no fue fácil y el regreso tampoco lo sería. Fue agotador, hubo algunos incidentes que hicieron que no todos llegáramos al destino, y otros aún con sufrimiento pero ahí estuvimos. Los paisajes de la mañana fueron increíbles pero la naturaleza tenía algo más que ofrecernos, un espectacular atardecer sobre las nubes fue divisado en el horizonte volcánico de nuestra Guatemala, esa sola imagen valió todo el.
Nunca pensé que hacer base fuese tan alegre como hacer cumbre, y en este caso como no hicimos cumbre fue un momento especial. En algún lugar escuche "La vida está ahí afuera" hoy lo comprobé ¡y quiero vivir"
El pretexto esta vez fue un trabajo de la universidad. Voy de madrugada hacia un lugar desconocido... hasta ahora. Un municipio del departamento de Totonicapán en el altiplano guatemalteco, Momostenango. Es un colorido y hermoso municipio que tiene mucho que ofrecer al visitante. El viaje en bus de madrugada por la carretera Interamericana siempre es frío. Madrugué bastante pues me dijeron que el bus salia muy temprano, pero resulto que no había ninguno que me llevara directamente a Momos, en su lugar tome uno que se dirigía a San Marcos. Estaba empezando una gran aventura, estaba por descubrir un nuevo destino. Siempre me emociona cuando camino por lugares en donde nunca antes había estado y veo nuevos paisajes y culturas. Un imprevisto surgió pronto, antes de llegar a Patzicía en Chimaltenango el bus presento desperfectos mecánicos, no pudo caminar más y con mucho frío todos los pasajeros tuvimos que bajar y esperar a que otro transporte pasara y nos llevara al destino. Disfruto